lunes, 31 de agosto de 2009

HAY QUE DECIR ¡NO! A LA MEDIOCRIDAD

Simplemente hacer las cosas no debe ser lo que nos satisfaga, tampoco el sólo hecho de creer haber cumplido para sí el objetivo propuesto. ¿Hasta qué punto o en qué medida afecto a los demás con lo que emprendo en mi favor? Ojalá que en la ejecución de cuanto hacemos tengamos en cuenta el nivel de afectación ajena. A veces tratamos de ocultar la realidad de las cosas por el único hecho de que no nos compromete a nosotros de modo negativo. Cuando somos mediocres no sólo alcanzamos nuestro propósito en una medida cuya satisfacción durará poco y el nivel de competencia de la labor cumplida no tendrá la mayor credibilidad, sino que iremos a deteriorar la propia imagen. La mediocridad ofrece satisfacción a bajo nivel en cualquier medio que nos movamos y debemos tener en cuenta que cuando no hacemos el mayor esfuerzo tras los mejores logros, el más grande engaño lo hacemos contra nosotros mismos. Cada día se irán menguando las posibilidades para todo aquél que menos esfuerzo hace en su vida. El mayor esfuerzo no debemos dejarlo únicamente para cuando creemos tener en retribución algo por lo que hacemos. No, vivamos en función de imprimirle el mayor gusto a todo cuanto hacemos, más aún cuando de complacencia propia se trata. Cuando profundizamos los asuntos de interés y vamos más allá en la información de algo, estamos rompiendo las barreras de la mediocridad, cuando no nos satisfacemos a plenitud con lo que a bien llega a nuestras manos y escudriñamos hasta complacernos de la mejor manera y dentro de los límites aceptables, estamos siendo benévolos consigo mismos y esto se constituye en puntos a favor en nuestro propio querer. Cuando respondemos en nuestro desempeño laboral poniendo en juego la propia creatividad a fin de acrecentar el nivel de productividad en el cargo que nos fue asignado, estamos venciendo la mediocridad y asegurando mayor aceptación, bien para el presente o para el futuro que nos espera. Recordemos que la excelencia debe ser un proceso de mejoramiento continuo, es un camino como medio y una meta como fin, que jamás podrá ser recorrido este ni alcanzada aquella por una persona mediocre. Tomado del libro "Servir y Ser Feliz" de OGA

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